Los amortiguadores del automóvil son un elemento clave en términos de seguridad y confort en la conducción. Un coche con la amortiguación en mal estado no sólo sufre con mayor intensidad cada irregularidad en el asfalto, también se vuelve mucho menos estable a la hora de tomar una curva pronunciada.
Por eso, es importante apostar por una amortiguación de calidad ya que indirectamente, estaremos abogando por la mejor conservación del resto de componentes mecánicos.
El funcionamiento de los amortiguadores de gas y de aceite es bastante similar, pero la manera en la que cumplen con su función sí que presenta bastantes diferencias.
Optar por uno u otro es una elección ligada al estilo de conducción del dueño. Los amortiguadores de gas garantizan una mejor adherencia de los neumáticos a la carretera siendo la opción más rígida pero también la más duradera. Al trabajar con nitrógeno, las temperaturas a las que son sometidos en el momento en que entran en acción nunca son especialmente elevadas, retrasando su nivel de deterioro.
En el caso de los amortiguadores de aceite, la suavidad en la conducción mejora notablemente siendo mucho más confortable. Este tipo de sistemas de amortiguación hidráulica absorbe mejor los baches, haciéndolos mucho menos perceptibles para los integrantes del vehículo.
Respecto a la velocidad de retorno a su posición natural, los amortiguadores de gas serían los más rápidos, presentando un gran nivel de control sobre la dirección y los frenos también en parte a su mayor rigidez. Esa misma característica provoca que los amortiguadores de gas sean la opción escogida para vehículos deportivos al posibilitar una conducción más agresiva. Los amortiguadores de aceite se utilizan en berlinas y vehículos urbanos, sacrificando una conducción más deportiva por el confort y la suavidad.
Como podemos observar, la elección entre el amortiguador de gas o de aceite es una decisión personal, condicionada completamente por el tipo de vehículo y el uso que se le quiera dar.
¿Cada cuánto debería pensar en ir cambiando los amortiguadores?
Un buen mantenimiento del sistema de amortiguación de tu vehículo es una medida inteligente en términos de seguridad. Además, es importante en lo que respecta a la conservación del chasis, al someterlo a más o menos presión dependiendo del estado de la amortiguación.
Por otro lado, unos amortiguadores en mal estado son razón suficiente para suspender la ITV, lo cual nos indica que dejan al vehículo no apto para la circulación.
Por todas estas razones conviene mantener al día el mantenimiento de la amortiguación del coche. Para ello, los expertos recomiendan realizar una sustitución de los amortiguadores cada 70.000 kilómetros aproximadamente, pudiendo variar desde 60.000 a 80.000 dependiendo de la marca, el tipo de vehículo y el estilo de conducción.
¿Cómo detectar que ha llegado el momento de sustituir los amortiguadores?
Los síntomas principales para detectar que nuestro vehículo presenta un sistema de amortiguación en mal estado son los siguientes:
– Intensas oscilaciones tras tomar cualquier tipo de bache o enfrentarse a alguna irregularidad en el terreno.
– Un aumento preocupante de la distancia de frenado.
– Una tracción irregular e intermitente, siendo más complicado el poder tomar una curva con facilidad al circular a velocidad media-alta.
– Un desgaste irregular en la superficie de los neumáticos. Generalmente, la fricción se concentra mayoritariamente sobre uno de los flancos, distinguiéndose a primera vista al revisar la rueda.